Con un poco de prejuicio fuimos a ver esta película, pensando que se iba a tratar de la típica temática adolescente pero nos llevamos una grata sorpresa. Si bien tiene algunos cliché hollywoodenses, como el entrenador veterano/retirado en su época de oro después de un trauma del que no se pudo recuperar, la película te mantiene pegado al asiento con un interesante guión (basado en una historia real) y secuencias de carrera muy bien logradas.
Para quienes en alguna oportunidad jugamos el Gran Turismo, el reconocer las pistas, ver los autos y sentirnos dentro de la cabina es una sensación mucho mas rica que ver volar autos en escenas completamente inverosímiles en las que derivó la saga de Rápidos y Furiosos.